LA PELOTITA

Y es que me enervan los ambientes futboleros y eso que me encanta el fútbol. Pero tengo fobia a ese ambiente tan varonil y donde todo está permitido si quieres llegar a ser alguien en el mundo del fútbol. Hoy fui a ver un entrenamiento del equipo de mi hijo pequeño y esa cantidad de tacos y de chillidos y berridos que salían por la boca del entrenador, no dejaron de llamarme la atención. Y claro si el entrenador es el primero que falta al respecto, ¿que harán los queridos niños imbéberes?, pues lo harán mucho peor.

Y quietos, que faltan los padres de los niños, esos que presionan a los entrenadores para que juegue su niño.Y además siguen la misma línea que el entrenador, tacos y palabras malsonantes y sapos y culebras. Vamos a ver, que yo no voy de pusilánime, porque ya soy bastante mal hablado, pero ¡coño!, si a los chavales los educas con un diccionario de tacos y con una gramática barriobajera y enseñando las navajas, pues que un niño diga, ¡hijo de puta!, suena a palabras celestiales.

Y que no me hablen de que ese lenguaje hace falta en un deporte competitivo, porque en el mundo del fútbol ese un añadido que ellos mismos se han impuesto. Claro que después escuchas entrevistas a los jugadores y te quedas perplejo de tanta riqueza léxica. Salvo honradas excepciones, a los fútbolistas había que exigirles  un máster de lengua y literatura y que alguien les dijera, señores, el mundo no es una pelotita redondita, el mundo se compone de personas que de vez en cuando juegan a la pelotita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR