Lo primero que me enseñaron en mi puta vida e incluso antes de hablar y de gatear, es a tener buena educación. He mamado teta educativa y la he mamado por cojones y sino quería teta educativa, pues ya está, una buenas hostias y todo se resolvía. Ese el método que nunca falla, los palos, bofetadas y zapatillazos. Pero ahí no se quedaba la cosa, faltaba la parte práctica y en donde tenías que demostrar que habías aprendido algo. Como coger el tenedor como se debe y con la mano que correspondía y en éste aspecto si que me llevaba cates y cates, pues como soy zurdo, siempre se me escapaba la mano.
¡Cuanto llegué a odiar a mi mano izquierda y al trozo de mi cerebro que la controlaba!. Cuantas hostias recibí por usar mal mis manos, bueno por usarlas mal según las normas establecidas, pero de aquellas, que coño me iba a preguntar: ¿que eran normas porque las establecía un tío que pasó una mala noche o porque le acababa de dejar su novia por otro tío? y ¡no extraña!, si de aquellas no sabía hablar y menos escribir, si me pusieron un tenedor en mi mano antes de que aprendiera a cagar en un water.
A mi las tetas, como que me encantan, pero a las tetas educativas, las odio. Porque no sólo en mi infancia hubo tetas educativas, también los hubo de joven y si querías chupar o tocar una teta, primero tenías que leerte las instrucciones y que normalmente era la tía las que las sabía, que para eso eran de ella y no mías. Pero bueno, digo yo que a veces se podía resumir un poco el manual de instrucciones y así pasar directamente a un curso teórico práctico, donde las manualidades es una parte importante del tema problema. Pero no, a explicar y a explicar y cuando acababa, ya se te habían quitado las ganas (eso decías para darte importancia, porque en realidad, reventabas de la ganas acumuladas).
¡Cuanto llegué a odiar a mi mano izquierda y al trozo de mi cerebro que la controlaba!. Cuantas hostias recibí por usar mal mis manos, bueno por usarlas mal según las normas establecidas, pero de aquellas, que coño me iba a preguntar: ¿que eran normas porque las establecía un tío que pasó una mala noche o porque le acababa de dejar su novia por otro tío? y ¡no extraña!, si de aquellas no sabía hablar y menos escribir, si me pusieron un tenedor en mi mano antes de que aprendiera a cagar en un water.A mi las tetas, como que me encantan, pero a las tetas educativas, las odio. Porque no sólo en mi infancia hubo tetas educativas, también los hubo de joven y si querías chupar o tocar una teta, primero tenías que leerte las instrucciones y que normalmente era la tía las que las sabía, que para eso eran de ella y no mías. Pero bueno, digo yo que a veces se podía resumir un poco el manual de instrucciones y así pasar directamente a un curso teórico práctico, donde las manualidades es una parte importante del tema problema. Pero no, a explicar y a explicar y cuando acababa, ya se te habían quitado las ganas (eso decías para darte importancia, porque en realidad, reventabas de la ganas acumuladas).
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