UN VIEJO AMIGO

 


Nunca se preocupó la lombriz

de mirar al cielo

y en busca de la amenazante sombra del pájaro.


Nunca me preocupé yo

por aquél ave rapaz que merodeaba alrededor de mi cabeza

y siempre dando vueltas y más vueltas

y para echarme el guante

y comerme entero y cagarme, después.


Todo lo que se come, después se caga

y nada es uniforme porque sí,

por el medio tuvo que haber la mano del hombre

y ésta recta tiene que ser perfecta

y ese horizonte tiene que ser una línea totalmente homogénea

que no moleste a la vista,

y sino lo es, se hace que así sea.


Todo lo aprendido se puede desaprender,

todo lo conocido puede hacerse desconocido y extraño 

y raro y amorfo

e insulso y deprimente

y hasta aquél gran amigo puede pasar a ser tu peor enemigo.


Yo los dejo llegar hasta enemigo a secas,

pues de ahí nunca pasan

o mejor dicho, nunca los dejo pasar

y morirán en la orilla como tiene que morir un viejo amigo después del naufragio.

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JULIO CORTÁZAR