Yo me llamo Bruno,
pero lo mismo me podía llamar Pepe
y porque además no me llamo Bruno
y me llamo Javier,
mejor dicho me llamo
Francisco Javier
y tal como suena y tal como se escribe.
Pero me gusta que me llamen Bruno,
suena más entero,
más fácil,
más sencillo,
menos bucólico pero más rudo de leñador
y os juro que no hay nada más,
no hay otro argumento de peso o sin peso.
Yo me llamo Bruno y nada más.
Perdón, por ponerme de esa manera
que parece más de lo que es,
pero me gusta sacar pecho y aunque esté acojonado
y es más,
cuanto más acojonado estoy... más pecho saco,
soy como decirlo, así de gilipollas
y tenía que decir algo más...
me gusta la fruta verde, dura y sin gusano,
los gusanos nunca me gustaron
y los imbéciles, menos
además os tengo que contar
que el calzado tiene que ser un guante suave y cariñoso,
soy delicado de pies,
(otros son de otras cosas)
y mi talón de aquiles,
son mis pies
y esos atardeceres donde dominan la luz ténue
y donde asoman las primeras sombras de la noche.

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