Menudo ESTUDIO me voy a montar: un sofá para mis descansos, una mesa de estudio para hacer mis deberes y tareas, un aparato de música para escuchar lo que quiero, unas buenas librerías llenas de libros para leer cuando me pete, un flexo para ver mejor, unos odiosos archivadores, el ordenador de sobremesa y libros, folios, bolígrafos esparcidos. Vamos, con ese desorden tan imprescindible, que significa que hay vida y que hay vida a raúdales. Si me voy a pasar 10 a 12 horas diarias encerrado entre 4 paredes, necesitaré crear mi pequeño universo y en el cual no pueden faltar una o dos plantas u cuatro o dieciséis y uno o dos cuadros que me digan algo. O sea que necesito tener un surtidillo de todo, de todo un poco y porque sé que en ese cuarto me voy a quemar hasta las pestañas.
Falta la impresora y ¡qué corran ríos de tinta!. Por fin y después de tres años, consigo lo que quería y después de este logro ¿qué le voy a pedir al mundo?. Pues nada, bueno sí, que el tiempo se pare, que el tiempo haga muchos tiempos muertos, que me de tiempo a escribir lo que quiero y siento y que tenga tiempo para pensar, para decidir, para soñar y para viajar conduciendo mi nave espacial y porque al final, más que un estudio, estoy construyendo mi NAVE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario