y cuentan que un verano voló
y se dejó el corazón debajo de la cama,
que le dijo que no volvería,
que no la esperara,
quién le iba a decir
que al final iba a unir su tripa
con la mía, con un poeta de cañerías,
poeta de mierda, de manos vacías.
Aquí estamos de nuevo, buscando cosas, rebuscando en otras, removiendo pasados y no dando un punto a ningún remordimiento. Le hecho hecho es...
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