
Y poco a poco llega la hora,
la hora siempre llega
y no llama a tu puerta,
la hora entra y pasa,
y se acomoda en el sofá de tú casa,
y después te dice con displicencia,
oye, que se ha acabado tú tiempo.
La hora es tiempo ya cumplido,
es agua pasada,
y es tiempo ya vivido,
y el reloj marca la hora,
y la señala con una campana,
doce campanadas tiene mi hora,
y son las doce,
y ya se acaba el día.
Doce horas en pie,
doce horas andando,
y doce horas pensando,
y doce son los doce mandamientos,
y doce son los doce meses del año,
y yo mientras tanto,
cuento doce minutos que han pasado,
y la hora y la hora bruja
y son las doce y doce,
y hoy es día doce,
y doce son mis deseos
y a las doce me dormiré
.¡Doce!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario