No sé a vosotros, pero a mi me vendieron un billete solo de ida y no uno de ida y vuelta. Cuando naces te dicen que tienes toda una vida por delante, pero cuando te mueres no te dicen, que puedes volver a nacer, no señor, estás condenado a la eternidad de la nada. Y solo te dejan tres opciones, vas al vacío del limbo, vas a la olla del infierno o vas a los incómodos algodones del cielo, porque los algodones al principio son cómodos, pero con el tiempo se deshilachan y se cuelan sus hilos y bolitas por las costuras del cuerpo y eso resulta muy incómodo y ya no digamos si vas a estar toda la eternidad.
En éste tema Dios no lo hizo bien, se preocupó de crear cuerpos humanos y los activó con un soplo de vida, pero se olvidó de reciclar la vida de esos cuerpos, de dar esa posibilidad de querer vivir dos o más veces. ¡Tampoco era tan difícil!, volver a dar vida después de la muerte. Pero Dios es un tanto jibia, mira que poner a Adán y Eva como padres de todos los humanos y ¡es que menudo par de descerebrados!. Nada más ser creados pecaron y lo peor de todo, es que nosotros seguimos pagando el pecado original y mira que han pasado millones de años y la deuda nunca se salda.Y que culpa tengo yo, que esos dos señores fueran unos viciosos y codiciosos. Ellos pecaron y ellos deben penar por sus pecados. ¿Pero yo?, yo que pinto en ese asunto, si yo nací en Vigo y mi peor pecado, fue que cuando abrí mis ojos me enamoré de su preciosa ría y ahora también es verdad que la añoro. Nací y viví en Vigo y también en Santiago y en A Coruña y en A costa da Morte y en Chiclana (Cádiz) y acabé dando con mis huesos ya viejos, en una pequeña Isla en medio del Mediterráneo. ¿Y todo eso es pecado?. Pues si Dios se pone así, que me devuelva el billete y ya se lo sacaré al Demonio, que seguro que me lo vende
de ida y vuelta, seguro.
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