
Luego, siempre luego,
y ¿porqué no ahora?,
y en éste preciso momento,
y así sentir que resuelvo
y que cumplo con mis deseos,
y es que en el último segundo,
resurge la palabra, ¡luego!,
luego o luego después,
o luego en otro día,
y luego en otro momento de mi vida,
y cuando los astros se conjuren y se confabulen.
Luego es después,
luego es la ley del aplazamiento,
luego es dejarlo para más tarde,
luego es empezar a mascar la derrota,
y es la premonición del fracaso,
y luego, ¿qué te contaré?,
quizá te cuente un cuento chino,
o las aventuras de Tintin en el Tibet,
pero seguro,
que no te contaré,
lo que ahora quiero y lo que ahora pienso.
Luego, siempre luego,
y luego hablaré contigo,
y luego ya te diré,
y luego hoy me olvido
y mañana ya veremos,
y si me levanto con el pie que toca,
o deja de llover y de hacer frío,
y de si el sol ilumina mis ojos verdes,
y entonces, haré el conjuro,
y convocaré a todos los dioses del cielo,
y les rogaré que deje de existir,
y que deje de existir para siempre,
la palabra, LUEGO.
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