UN DESASTRE, ESO ES LO QUE SOY

Todos tenemos la necesidad de tener un mínimo e imprescindible orden. Un orden donde estén nuestras preferencias y nuestros asuntos más importantes, que no siempre coinciden por desgracia, con nuestras preferencias. Y eso por mucho que me rebele contra ello. Porque mi primera intención o mi primer impulso, es mandar al carajo el puñetero orden y así hacer lo que me plazca. Pero sé positivamente que éste método no me sirve de nada, pues más adelante siempre compruebo que se acumulan los asuntos pendientes.

Y eso no falla. Aunque también hay un método intermedio y que consiste en hacer una o dos cosas de las apuntadas y así tranquilizas tú conciencia y eso es un engañabobos. O sea te lavas un poco la cara y ya dices que estás limpio, pero el final es el mismo, se te acumulan las cosas. En definitiva, solo funciona un método, primero hacer las cosas que tienes que hacer y después hacer lo que te venga en gana. Éste mantra me lo repito todos los días y aún así fallo y fallo más que una escopeta de feria.

Supongo que en mi placa base pone que soy un puñetero desastre y por lo tanto actúo en consecuencia a ello. Bueno pero eso no me sirve de consuelo, el único consuelo que puedo tener a éstas alturas es hacer las cosas como tocan y después hacer las que me salen de los cojones. Ésta es la vida de un desastre, pasarte la vida olvidándote de cosas y después cagarte en tú sombra y porque te has olvidado. Supongo que si apostara cortarme mis santos huevos, la cosa cambiaría un poco. Pues es eso lo que voy hacer, poner mis huevos sobre la mesa y cuando falle darme un martillazo y eso sí, sin pillarme los dedos.

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JULIO CORTÁZAR