VISITAS Y ESCRIBIR

Yo si veo que aumentan el número de visitas, me animo y me animo tanto, que me lanzo sin paracaídas. Debe ser  como el "efecto aplauso", a cuantos más aplausos más consideras que has triunfado. O eso dicen los que son aplaudidos, aunque hay algunos que no lo dicen, porque siempre hay "falsos modestos", y son los que presumen o dicen tener modestia y tienen un ombligo más grande que el océano Atlántico. Pues nada que yo me animo un huevo con ver que éste barco avanza, pues ya no me siento tan solo en mi navegación hacia lo desconocido.

Claro que cuando escribo, ese pensamiento no lo llevo conmigo, me refiero a pensar que me están leyendo, pues si lo pensara no escribiría ni la mitad de las cosas. Así que procuro escribir para mi mismo, pero al mismo tiempo sabiendo o intuyendo que otras personas me van a leer. Y hay una relación muy lineal, pues cuanto más escribes más te vas soltando y lo que hace unos meses no se podía contar, ahora vas encontrando fórmulas concretas que lo plasmen. Pero lo que también  tengo claro, es que desinhibido si que tienes que ser, por no decir, un puro o un mucho sinvergüenza.

La vergüenza es un corsé que te atrapa y te ata y si quieres escribir sobre ti mismo, tienes que deshacerte de él. Yo creo que ahora tengo más vergüenza hablando y de cara a cara, que escribiendo y cuando antes, era al revés. Ya sabemos que lo escrito queda y a las palabras se las lleva el viento, pero ahora me gusta más que todo quede grabado y en letras de oro y plata y porque en el fondo me encanta escribir y es que es con lo que más disfruto. ¡Hombre!, no sé que si con un buen polvo disfrutaría más y ya no digamos, si pudiera escribir y a la vez follar, entonces me volvería loco del coco. Pero eso es un sueño de una noche de primavera o ¿era de una noche de verano?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR