DE CARNE Y HUESO

Bueno, bueno, esto del móvil como que no. Que sí que es muy útil y todas esa cosas que siempre se dicen, pero tener que estar esclavizado cada día de cargarlo, pues que ya me jode todo el invento. Y ya tienes que ir a todas partes con el móvil y con el cargador a cuestas, pues de 12 horas de duración no pasa. Y ya me llega a mi con otras dependencias como para tener que crearme otras más. Y últimamente me relajo con el tema y por la mañana está emitiendo ese quejido agudo, como de tío que estoy casi descargado, me dice. Y es que al final te esclaviza de tal manera, que te pasas el día pendiente de su mierda lastimera.

¡Joder!, un poco más de autonomía, que hoy en día ya se ha ido a la Luna y a Marte y a Júpiter y como coño no se ha inventado una batería que dure para toda la vida o casi. Y entre eso y desde que se inventó el guassap o como  se diga, la cagamos bien cagada. Ahora hablas con tíos o tías que no te miran a la cara y solo miran la pantalla de su móvil y no te contestan y porque de momento es imposible atender a dos personas al mismo tiempo y como tienen que escoger a quién deben atender, pues primero está el mensajito de marras y después estás tú y aunque seas un tío de carne  y hueso.

Claro que después y al cabo de un buen rato te preguntan, ¿qué me decías antes?. Y ahí se te cruzan los cables y le dices que nada y que además que le importa. Porque no hay nada más frustrante que hablar a alguien y que no te haga puto caso y que después y como si no hubiera pasado nada, te pregunta que le querías decir. Pues nada muchacho, que sepas que no te voy a decir nada ni ahora ni nunca. Realmente ¿existe la mala educación o es algo que me he inventado?. Pero a mi me suena que esto que digo va por ahí
o sino va muy cerca. A veces me dan ganas de cogerles el teléfono y pisárselo con saña y alevosía y sobre todo para que aprenda que delante de él tiene a una persona auténtica y que por lo tanto que es de carne y hueso.

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JULIO CORTÁZAR