Vamos a ver, ¿como carajo se estimula a alguien? y más cuando ese alguien es uno de tus hijos, si ese que está apirolado y apapostiado. Y ya sé que la adolescencia influye y que influye mucho, pero aún así, a veces no dejo de preguntarme, ¿en que coño he fallado yo?. Pues tengo dos hijos más y a estos no les pasa, pero aún sabiendo esto, no dejo de comerme el coco y de buscar fallos por mi parte. Le habré consentido mucho y claro pienso en los otros dos hijos y me digo, pues lo he tratado igual y exactamente igual que a ellos. Entonces, ¿donde está el quid de la cuestión, donde está el eslabón estropeado, o la tuerca que ha fallado?. y yo que sé, si esto no lo sabe ni Dios, pero tengo claro que si no sé la causa, difícil solución va a tener la cosa.
Y lo de lo hormonal tiene un pase, pero un pase relativo y pueden estar todas sus hormonas en ebullición constante y entonces puedo llegar a entender determinados comportamientos, pero éste en concreto, pues no. Y ya estoy harto, pues poco a poco me voy transformando y de ser un padre cariñoso me estoy convirtiendo en un padre agresivo y que solo supura el vinagre más agrio. De mala hostia todo el día ando y broncas y más broncas y que además no sé adonde me llevan, pero es tal la impotencia que tengo con éste asunto, que siempre acabo desbordado. Y alternativas se le han dado y tío trabaja o estudia o haz las dos cosas y va... y ninguna.
Y lo de lo hormonal tiene un pase, pero un pase relativo y pueden estar todas sus hormonas en ebullición constante y entonces puedo llegar a entender determinados comportamientos, pero éste en concreto, pues no. Y ya estoy harto, pues poco a poco me voy transformando y de ser un padre cariñoso me estoy convirtiendo en un padre agresivo y que solo supura el vinagre más agrio. De mala hostia todo el día ando y broncas y más broncas y que además no sé adonde me llevan, pero es tal la impotencia que tengo con éste asunto, que siempre acabo desbordado. Y alternativas se le han dado y tío trabaja o estudia o haz las dos cosas y va... y ninguna.
Yo a veces creo que del cabreo me subo por las paredes y que me reboto como una pelota de goma. Y le hablo de dignidad y que una persona tiene que tener dignidad y bla, bla, blá y bla, bla, blá. Y que lo piense, pero que se decida por algo y por hacer algo, pero algo. Para vegetar ya están las lechugas y los pepinos y si en algo nos diferenciamos de éstos, es que pensamos y que por tanto decidimos. Y eso es lo que le pido, que decida. Como dije antes, Dios no me dotó de la paciencia necesaria y sé que tengo que tenerla y además no me queda otro remedio. Pero ¡joder!, basta que no quieras una cosa para tus hijos y porque la odias y no la soportas y resulta que el mundo está hecho del revés, por lo menos para tus deseos y siempre te da la sorpresa de obsequiarte con lo que no quieres para ellos. Bueno esto es la crónica de la desesperación de un padre y es que no hay más que eso, ¡DESESPERACIÓN!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario