La resaca es un estado en que sé que muchas veces estuve y por no decir que un millar de veces y creo que me quedo corto o mejor dicho, más que corto. A las 2 de la tarde se acaba de levantar mi hijo mayor y con esa cara que pone, estoy de resaca y por favor, no me toques los cojones ahora. Bueno pues lo he dejado y porque sé que no es el momento, pues no se está receptivo a nada, solo se está para que pase el dolor de cabeza y se cure el mal cuerpo. Reseca debe venir de estar reseco, pues es la palabra que mejor expresa dicho estado, reseco por dentro y ya no digamos por fuera, reseco al cuadrado.Es un estado horroroso y en el que a veces te entran los peores pensamientos, los más lúgrubes o los más macabros e incluso te entran ciertas ideas de autolesionarte, claro que las evitas pensando que tú no eres tú, solo que eres un producto de tu resaca o sea un deshecho o una piltrafa de tu ser y en consecuencia solo te planteas que el día pase sin más. Y por eso en ese estado de malestar general, yo me imbuía a ver películas tras películas y me daban igual que fueran buenas o malas, pues otra manifestación de la resaca, es que estás totalmente descerebrado. Lo único importante era que el tiempo pasara y que pasara a toda hostia, lo demás simplemente se aplazaba hasta mañana.
Y nada de hablar de que eres tu propia sombra, pues tu sombra suele tener más dignidad y más neuronas que se tienen en ese estado. Y hablo en pasado, pues hace dos años que no privo y hablo en consecuencia porque anteriormente ya me bebí todas las bodegas de España y de parte del extranjero. Fui una esponja de absorber alcohol a todas horas, la vida para mi tenía forma de botella y mi gran preocupación en el día a día, era donde me iba a tomar la siguiente copa.Era curioso y doloroso ese pensamiento, pues si me decían vamos a ir a tal playa, yo de inmediato pensaba en sí esa playa tenía un chiringuito o si lo había en la playa de al lado y en como me iba a idear una escapadita. La escala de valores iba cambiando y ya no importaba que la playa fuera preciosa y auténtica, lo que importaba de verdad, es donde podía dar el siguiente lingotazo y sino había lingotazo en consecuencia no había playa. Duro y muy duro, pero así es la realidad de un alcohólico y hay priva o no hay nada. Y esto que digo es irrefutable e insisto en que lo digo, por el simple hecho de que yo lo he vivido y eso no tiene vuelta de hoja.
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