Ya casi es la hora de irme, de irme a los Cachibaches de la Feria, al Pulpo o a la Rana, a los coches de choque y a las escopetas de feria y todo porque se lo prometí a mi hijo pequeño y eso es palabra divina. La ilusión que le hace es imposible de describir aquí, es algo espectacular y con eso lo digo todo. Y yo ya no soy capaz de montarme con él y por la simple cuestión de que me mareo, ese sube y baja y esas aceleraciones y desaceleraciones, me producen mareos y vómitos.Hace unos años, no y montaba con él y a disfrutar del no sé qué, porque ahora no logro entender de que disfrutaba, ¿del Vértigo? o ¿de que el Cerebro se desplazaba?. No lo sé, pero así era y queda como un hecho irrefutable que yo me montaba en los Cachibaches de la Feria y así quedará para los anales de la Historia. Tenía ganas de decir éste frase y lo de los anales, no sé si procederá del plural de ano, pero parece.
Lo peor no es eso, lo peor es llegar adonde están los Cachibaches y tendré que dejar el buga en el quinto carajo y sobre todo el buscar un sitio, pues todo está petado de coches. Pero lo prometido es deuda y además yo no me lo perdonaría nunca. Así que me levanto y al toro hay que cogerlo por los cuernos...
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