EL ESCUDO

Hoy tengo una Barbacoa y esa será mi celebración de las Fiestas, un trozo de pollo a la brasa y con algo de verdura también asada y ya está, y ya puedo darme por contento o ya puedo darme con un canto en los dientes. Si el que no se conforma con poco es porque es gilipollas y además ya no tiene remedio. Y agua, agua rica y  cristalina y nada de Pomada, que es como le llaman aquí al gin con limonada, que es la bebida oficial de las fiestas menorquinas y que casi todos la preparan en su casa y se la llevan a cuestas.

Bien fría y hay que tener mucho cuidado con ella, pues está muy rica y la bebes como un cosaco, pero sube que te cagas. Yo como preferir, prefiero un gin tonic, un gin tonic bien frío. Pero bueno, para mi no va a ver ninguna de las cosas, pues primero porque no me apetece y segundo porque ahora ya no bebo. Ya me lo bebí todo por dos veces y si mi Hígado pasó esa prueba de fuego, pues eso, que en realidad debía estar muy agradecido y lo estoy y desde aquí le mando dos besos a mi Hígado.

Dieta de comida y abstinencia alcohólica, me voy a poner como el Capitán América, cachas y ágil como una Gacela. Me falta el escudo, pero tengo otros tipos de escudos inmateriales, tengo el escudo de las palabras, tengo el escudo de leer los pensamientos ajenos, tengo el escudo de mi mirada fría y fría como el acero, tengo el escudo de la experiencia, en fin, que creo que estoy más que dotado para empezar la guerra en cualquier momento.

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JULIO CORTÁZAR