EL INGENIO

Claro, que ahora son las 4 de la la tarde y estoy digiriendo lo comido o lo engullido y en teoría debía estar casi toda la sangre en el aparato digestivo ayudando al proceso de la digestión y por tanto, llegaría menos fluido de sangre a la cabeza y en consecuencia, no debía ser momento de escribir. Pero yo a la teorías fisiológicas me las pasa por la entrepierna y además a mí con una sola gota de sangre que llegue a mi Cerebro, me sobra. La sangre para mi debe estar en las venas y en las arterias y no molestando por el medio de las ideas. Y quita de ahí gota de sangre que no me dejas ver el bosque.

De hecho yo no tengo claro si el Cerebro funciona mejor en épocas de hambrunas o de catástrofes naturales o de guerras bestiales y porque en esa épocas y está comprobado históricamente, es cuando más se produce literariamente. De ahí el dicho: "el hambre agudiza el ingenio" y por tanto, brotan más ideas que en momentos de remanso. De vez en cuando hacen falta fuertes sacudidas para que las ideas se muevan y salgan a la superficie.

Y no es que esté reclamando la guerra con sus consecuentes muertes, no señor, a veces no hace falta llegar tan lejos y llega con hacer sacudidas sociales o sea con que alguien se revuelva y se manifieste. Llega con pegar un grito desesperado o con dar un golpe sobre la mesa y reclamar que aquí estoy yo o con fruncir el ceño y con poner la cara de cabreo o con decirle a tu jefe que ya estás hasta los cojones de ser un esclavo. Llega con esa sacudida eléctrica que te produce el sentirte satisfecho. Llega con un abrazo o con un beso tierno y hasta llega con sentirte el rey de la selva.

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JULIO CORTÁZAR