ENVIDIA AJENA

Otra de Ying Yang
No sé el porqué pero a veces me identifico con los más imbéciles y todo porque en el fondo me dan pena o lástima. Es una carencia más dentro de mi existencia, ¡coño!, otros tiene el sentirse creciditos y superiores y yo simplemente tengo ésta y además pienso que no hace daño a nadie. Quizá sea un resquicio educativo, pues por parte de mi familia materna, eran muy dados a éste tipo de historias. O sea eran unos capullos redomados, pero tenían a veces ese punto de lástima hacia los más débiles.

Para ellos era el mismo tema que dar una limosna a la salida de misa y así se sentían más reconocidos o sea que no era un tema altruísta por lo que lo hacían, era más bien un tema egoísta y clasista. Era la bondad bobalicona y la que se tiene mientras te consideras superior a esos seres que piden limosna. Aparte que había algunos o algunas miembros de esa familia, que confundían los términos de la película y eran más humanos, por ejemplo con los Perros que con las Personas.

El perro era el dios de la casa y mientras se estaba criando a uno o varios hijos en la indigencia de cariño. Pobrecito perro y que bonito eres y mientras una buena hostia a su hijo y porque dicen que se la merecía. O también había del otro lado y salían niños pijos redomados y consentidos, más o menos como era el perro ese que estaba tan bien educado. Ya quisiera yo haber sido un perro de esos, buena comida y bien cocinadita, bien peinadito y cepillado y muchas caricias al día y además mucha envidia ajena, como la mía
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JULIO CORTÁZAR