LOS SUDORES

Y son las 7  y cuarto de la tarde y adelanto la hora de echar el cierre, pues a las 9 de la noche tengo el partido de padel y tengo que prepararme y esa cosas que se hacen siempre antes de jugar un partido, acicalarme y decirme que estoy muy guapo, ya sé sabe, alimentar el ego, que lo tengo hambriento y sediento de sangre ajena. Y el día ha transcurrido como todos, envuelto en las capas húmedas del ambiente, aquí no llueve, pero te mojas por los sudores.

Lo único bueno que tiene éste ambiente tan cargado, es que vas descubriendo nuevas zonas de tu cuerpo por las que antes no sudabas y entonces construyes un nuevo mapamundi de tu cuerpo. Y eso es todo un acontecimiento, porque puedes comprobar como te suda el bigote o el occipucio o la misma polla. Son nuevas formas de sudar como un cerdo y vas comprobando como se forman capas de sudor. El sudor más rancio y más antiguo, es el que se queda en el meollo del tema y el más reciente, es el que forma la capa más superficial. Cuestión de astrofísica elemental.

Por tanto, con ese sudor en capas, está tu piel protegida y además está siempre reluciente, tal y como una bombilla o como una calva que brilla. Ni los mosquitos se atreven a traspasar semejante capa coriácea, porque a medida que pasan las horas, ese sudor adquiere la dureza del acero y se queda pegado a tu piel como si fuera una armadura. Como veis el sudar tanto también tiene sus ventajas y si no las tiene, todo es cuestión de buscarlas.
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JULIO CORTÁZAR