EXTIRPE EN EXTINCIÓN

Si la revolución francesa empezó por la toma de la Bastilla, la de aquí, la de éste país, debía empezar por la toma de la Moncloa y a nivel local, por la toma de los Ayuntamientos. Claro que hay quién me dirá que yo estoy muy interesado por esa toma local y porque odio a toda la gentuza que merodea al Alcalde. No soporto a los Peperos locales, tampoco a los del PSOE y menos a la grandiosa Policía Local, bueno ni a nivel local, ni a nivel general.

Y una vez más, siguen los escándalos por corrupción y la pregunta del millón es: ¿quién de los políticos no está salpicado por la corrupción?. Porque es más fácil empezar por ahí, que no al revés. Quién no pecó, que levante la mano y ya está. Hay que rendirse ante la evidencia y la evidencia es, que los políticos son una extirpe en extinción. Y es que cada día más nos llevan a la misma conclusión, o ellos o nosotros, pues todos ya no cabemos en el mismo barco.

El barco de los políticos yace hundido en el fondo de los océanos y ya no es posible su reflotación. Es tarde y además tienen olor a putrefacción. Y entonces ¿qué hacemos? me preguntarán, pues primero quemar su nave y ponerse a construir una nueva. Y es tarea difícil y porque difícil significa que no es fácil, pero que sea difícil, no indica que sea imposible. Coger el camino de lo difícil, es la única solución. Lo fácil es votar a una panda de mangantes y después quejarnos por haber votado a esos mangantes.Y ahora, o rompemos la cadena o nos cuelgan con ella.

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JULIO CORTÁZAR