SÓLO QUEDO YO

Pues ya son la 1, la 1 de la tarde y tengo que darle al coco al menú de hoy, que después llegan los tres fieras de mis hijos y si no hay papeo calientan la olla para meterme dentro. Veis otro regalo navideño que se me acaba de ocurrir, un manual, no de buenas costumbres, un manual de comidas fáciles y variadas y en éste caso es por puro pragmatismo, por no encontrarme todos los días con el mismo desaguisado. Costillas, hoy voy hacer costillas y sin olvidarme de que también tengo que hacer algo de pescado y porque uno de mis hijos es vegetariano de esos que no comen carne, pero que sí comen pescado.

Después llego al supermercado y se me cruzan los cables y acabo comprando lo que en ese momento me sale de dentro y que no suele coincidir con lo previo. Pero bueno, hay que llevar un esquema de base y porque si te quedas en blanco, te agarras a él y punto. El mundo es cambiante y dinámico, pues yo también soy cambiante y dinámico. Bueno se acabó el recreo, tengo que ponerme a la faena y en ella tengo que poner mis cinco sentidos.

Pues, ¡hasta la tarde! y ya os contaré como salió la comida, que seguro que bien, porque yo no dudo de mi mismo y de mis capacidades, pues ya sabéis que soy un chef, un gran chef y además estoy muy bueno y tengo unos atributos desmedidos. Si yo no me echo flores, ¿quién le las va a echar?, mi abuela no, porque ya murió hace mucho tiempo, sólo quedo yo para quererme a mi mismo.

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JULIO CORTÁZAR