Todo va bien mientras va bien, pero a veces pasa que te entra el vértigo de la derrota y por un detalle insignificante y tal y como me ha pasado ahora, que el puto ordenador de mierda no me dejaba entrar en mi Blog y de repente empezó un chorro de preguntas: ¿se habrá borrado el Blog? o ¿éste ordenador ya está como yo, viejo y decrépito? o ¿entró un hacker de los malos y me inundó de virus virulentos y mortales?. Parece mentira pero a veces el mundo se te derrumba por un pequeño detalle o por un pedo mal echado y es cuando te preguntas: ¿merece la pena?, ¿merece la pena seguir luchando como un jabato?. Yo soy de los que pienso que sí, que sí merece la pena, aunque sea solo por dar por culo.
La vida no es un castillo de naipes y si quitas una carta se derrumba todo el castillo, aunque a veces sí lo es, pero la mayoría de las veces el estropicio es parcial y limitado y lo más importante en éste aspecto es, delimitar los daños cuanto antes y porque sino lo haces, el daño inicial se convierte en una inmensa bola de nieve. De todas formas tienen que haber ese vértigo inicial o ese miedo ancestral al desastre, pues es el síntoma que te demuestra que algo está funcionando mal. Y podía ser de otra manera, pero no lo es y podía ser la cosa más suave, pero si fuera más suave a lo mejor te dejarías llevar por esa sensación placentera.
Nosotros funcionamos así, así de esa forma tan bruta y a veces un poco inhumana, pero como somos de sensibilidad dura, necesitamos que se nos digan las cosas a lo bruto. Y es verdad que la vida te enseña y que te enseña mucho, pero también es verdad que nos acomodamos y que poco a poco nos vamos haciendo insensibles. Sí, se produce una especie de hipertrofia de nuestra sensibilidad y antes, una caricia te erizaba hasta el último pelo del culo y ahora y como tienes callo, para sentir lo mismo, la caricia se tiene que hacer a puñetazos. Algunos le llaman el callo del alma y yo estoy de acuerdo con ese nombre, pues un callo, salvo que se infecte, se vuelve insensible.
La vida no es un castillo de naipes y si quitas una carta se derrumba todo el castillo, aunque a veces sí lo es, pero la mayoría de las veces el estropicio es parcial y limitado y lo más importante en éste aspecto es, delimitar los daños cuanto antes y porque sino lo haces, el daño inicial se convierte en una inmensa bola de nieve. De todas formas tienen que haber ese vértigo inicial o ese miedo ancestral al desastre, pues es el síntoma que te demuestra que algo está funcionando mal. Y podía ser de otra manera, pero no lo es y podía ser la cosa más suave, pero si fuera más suave a lo mejor te dejarías llevar por esa sensación placentera.
Nosotros funcionamos así, así de esa forma tan bruta y a veces un poco inhumana, pero como somos de sensibilidad dura, necesitamos que se nos digan las cosas a lo bruto. Y es verdad que la vida te enseña y que te enseña mucho, pero también es verdad que nos acomodamos y que poco a poco nos vamos haciendo insensibles. Sí, se produce una especie de hipertrofia de nuestra sensibilidad y antes, una caricia te erizaba hasta el último pelo del culo y ahora y como tienes callo, para sentir lo mismo, la caricia se tiene que hacer a puñetazos. Algunos le llaman el callo del alma y yo estoy de acuerdo con ese nombre, pues un callo, salvo que se infecte, se vuelve insensible.
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