De otro día
me debo ir despidiendo.
la calle, mi calle
entra en modo silencio y como si fuera una bella durmiente.
El viento se suaviza
no le debe de apetecer enfadarse ni alterarse más.
La temperatura sigue siendo veraniega
y todo invita
a sentarse en una terraza
o a dar un paseo por el puerto.
Los pájaros
ahora se mueven nerviosos e inquietos,
buscan cobijo para pasar la noche.
La bocina de un barco
suena en lontananza
y avisa de su despedida o de su llegada.
Verano...
y a pesar de que no me guste
reconozco que a veces
tienes unos puntos preciosos
y es que el anochecer del verano
me tiene enamorado.

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