Haz lo que debas,
dijo una voz con tono categórico,
haz lo que debas,
nos dijeron...
haz lo que debas y por encima de todo
y así fue,
yo hice lo que debía...
pero nadie me entendía,
yo hablaba pero vivía dentro de una pecera,
yo chillaba y mis gritos se rebotaban en el cristal
y cuanto más gritaba más molesto estaba,
decían..., entonces será que tienes problemas,
será que tiene usted mucha rabia acumulada,
o será que usted no se entera de nada,
y volvía a grita y a chillar
pero la vida seguía sin escucharme,
¿será porque la vida solo escucha al que quiere escuchar?.

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