Llueve sobre mojado y eso que no estoy en Santiago. Mi Santiago del alma, mi Santiago de mil rincones. Porque en Santiago de Compostela (Galicia) los hongos nacen como flores. Me acuerdo de meses seguidos lloviendo y sin pausa ni descanso y esas casas o pisos de estudiantes, mal aislados y sin calefacción ni hostias benditas. A pelo y nadando entre humedades, humedades ancestrales. En las paredes se dibujaban cuadros siempre cambiantes y dependientes del grado de humedad reinante. Más humedad, cuadro inmenso e intenso, después y ya casi en verano, el cuadro empequeñecía poquito a poco y perdía sus tonalidades grises.Las camas eran como piscinas y separar las sábanas, una auténtica odisea, estaban pegadas con saliva o con baba de hongo. Pero el cuerpo era joven y aguantaba lo que le echaran, Santiago era y es precioso y aunque lloviera todo el puñetero día. El salir a la calle, era como meterte en un río caudaloso, pero sus orillas eran de maravillosa piedra y eso te reconfortaba y te animaba, pues sabías que no era un río, ¡era una calle de Santiago!.
Y sus miles de rincones y plazas y placitas y cruces e Iglesias y todas en echas de piedra. La piedra, la piedra de granito, la piedra que parece un barco y que nunca se hunde y en medio de los Temporales Atlánticos. Maravilla es poco, lluvia es mucha, encantos los tiene todos y es que no he visto ciudad más hermosa y más completa. Su parte vieja es antológica, la nueva es una puta mierda, pero el tema se resuelve rápidamente, te mueves por las callejuelas viejas y te paras en cada plaza que veas y observas sus detalles y su belleza.Así es Santiago, un embrujo y una ciudad mágica y lo es y aunque llueva todo el día. Pero eso sí, eso de que en "Santiago la lluvia es arte", que se lo vendan a los guiris, pues el arte en Santiago, es el que está debajo de cada piedra y piedras hay a millones. Merece la pena visitarlo y conocerlo. ¡Ay mi Santiago del alma!, ¿porqué te quiero tanto?.
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