Ya son las 12 de la noche y ya está todo el pescado vendido y si aún queda alguno, se vuelve a congelar y ya estará listo para mañana y al otro día, pues lo mismo y así y hasta que el pescado cante por soleares y entonces más vale tirarlo o vendérselo al que hace las pastillas y que dicen y que dicen, que son de pescado o eso pone en el prospecto. Da igual el pescado podrido sirve para muchas cosas, sirve de abono, sirve para las pastillas Avecrem, sirve para los palos de cangrejo ( qué coña, ¡de cangrejo!), sirven para hacer jabón, el jabón de la Toja o de cualquier marca.Hablando de la Toja, una hermosa Isla que está en la Isla de Arousa (Rías Baixas, Galicia) y por cierto, no es "La Toja", pues en gallego es, "A Toxa". Pues eso, que recuerdo a mi madre y a su sacrosanta Isla de A Toxa, aunque ella con fervor patriótico decía La Toja (menudo cacao). Pues para ella era como un Santuario, supongo que Santuario de la modernidad de aquellos tiempos y además símbolo del progreso y ese Casino, el mejor del mundo y el jabón de la Toja echo de auténtico marisco gallego (esto último no lo decía ella, pero yo lo sabía).
Ella más bien hablaba de flores exóticas, de flores que ni conocía y menos sabía su nombre. Pero el jabón de la Toja, ¡¡hijo!!, es el mejor jabón del mundo. Pero bueno, ella la pobre, solo sabía de lo que conocía y lo que conocía tenía que ser lo mejor del mundo mundial. Ya se sabe, el nacionalismo provincial y tan frecuente en aquella época. Bueno el provincial y el de ciudad, y por eso Vigo, era la mejor ciudad del mundo.Su clima era mejor que el del Caribe. Sus playas eran de arena de plata. La ría de Vigo era la bañera de los dioses. El único río de Vigo, el "Lagares" y según ella, estaba limpio como una patena y eso que se veían los cagarros de mierda flotando. Eso sí Pontevedra, que es una ciudad que está de Vigo a 20 km. y que era y que es capital provinciana, era una ciudad sucia, fea y su ría era asquerosa. Y la televisión estaba más que vendida, pues decían siempre que llovía más en Vigo que en A Coruña, la otra ciudad gallega que le podía hacer sombra.
En fin, nacionalismo ciudadano y a veces provinciano y por eso y por eso, cualquier tipo de nacionalismo lo tengo atragantado. Eso sí lo respecto y como respecto todo tipo de ideas, salvo claro está, las que me agredan y opriman.
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