EL síndrome de Chernobil es el síndrome de quemado, pero no del quemado físico, sino del quemado mentalmente o psíquicamente. Pues en Chernobil tampoco se quemaron y de inmediato por fuera, pero por dentro, se fundieron como quesitos. Pues eso, que estamos con la proliferación de éste Sindrome, que ahora crece por doquier. Y es lógico que crezca, pues las metas profesionales se topan con la barrera de los presupuestos recortados. Y esto trae sus consecuencias.Entre los compañeros hay varios bandos, hay los que se suman a los de arriba y ya sea por arribismo o porque están de acuerdo, pero porque siempre estuvieron de acuerdo con lo que venga de arriba. Hay otros que comulgan con ruedas de molino y quieren rizar el rizo, "yo no estoy de acuerdo con hacer huelga, hay que buscar otras formas de lucha". Bien y es verdad que hay que rebanarse más los sesos, pero la huelga mis queridos amigos, sigue siendo nuestra mejor arma. Porque simplemente es la que les hace más daño a los dirigentes. Y como estos señores no encuentran nunca la alternativa adecuada a la Huelga, pues no hacen nada, solo asienten y trabajan como sino pasara nada.
Por último quedamos un puñado de alucinados, los que exigimos las cosas, el que se nos oiga y se nos escuche y si hace falta huelga, pues huelga y si hace falta coger la armas, pues las cogemos. Y por abajo de nosotros, o sea los parados y los que tiene un trabajo muy precario. Pues algunos nos dicen, ¡qué menudo lujo es el nuestro!, el querer conservar derechos y un trabajo digno y ellos ¿qué?. Como si nosotros fuéramos los culpables de su situación mísera. Después hay otros que no, que nos apoyan porque saben que a base de perder derechos, ellos si consiguen curre, lo van a hacer por 400 euros y en horario libre. Y por último los hay que te apoyan y porque simplemente son solidarios.Bueno pues con éste panorama nos topamos. Y ante ello, ¿como no va a ver quemados?, si es que nos dan por todos lados. El síndrome de Chernobil cada día es más frecuente y tiene su síntomas propios. En la primeras fases, son evidentes los síntomas de rabia, cabreo tras cabreo, lucha a muerte y con el cuchillo entre los dientes y venga a darte cabezazos y ante el mismo muro. Después pasas a la fase estupefacta, y es cuando recoges todas las opiniones y al mismo tiempo empiezas a recibir amenazas por parte de los jefes. la fase tercera, es del silencio, pues después del vapuleo que has recibido, solo te queda esa salida.
Al final eres un mudo y con la mirada entristecida, vas caminando despacito y siempre mirando hacia el suelo y para ver si encuentras a alguien que te comprenda. Y solo hay una medicina para éste Sindrome, volver a levantar la cabeza y echarle huevos a la cosa. Y esto no lo digo yo, lo dice la canción: "Y volver, volver, volver, a tus brazos otra vez....".
No hay comentarios:
Publicar un comentario