NOCHE DE VIERNES

¡Joder!, hoy es Viernes y los Viernes deben ser un día de película o por lo menos hace muchos años lo eran. Más tarde los Viernes se recolocaron y pasaron a ser como un día cualquiera, pues ya llevo bastantes años currando en algunos fines de semana. Con los hijos recuperé un poco el sabor añejo de los Viernes, pues me podía quedar con ellos viendo alguna película. Bueno pues en éste pueblo es Viernes y parece el Viernes de Semana Santa, no sé ve a alma ni despistada.

Aquí no hay Viernes ni hay Sábados (el otro día marchoso),  aquí hay días y días y todos son iguales. Salvo en el Verano, pues con la llegada de los guiris, éste pueblo se revoluciona. Bueno y con las fiestas de cada pueblo, aunque en éstas, más bien se ponen tibios de Gin con limonada y no sé si divierten o solo se emborrachan. Ya sabéis, a veces es indistinguible y parece que ese tío se está riendo y lo que está es en un estado catatónico y eso te confunde e igual que te confunde la noche.

Antes la noche me confundía mucho y sobre todo la noche de los Viernes. Empezaba bien y templado, pero pronto calentaba motores y me pasaba de dosis de gasolina y ahí ya se colaba la confusión astral y la vista se me nublaba. Después ponía el piloto automático y así iba todo ciego y de sitio en sitio y tiro porque me toca. Al final y cuando estaba baboso y asqueroso, me acordaba que no había ligado y que iba a dormir solo y me entraban las prisas y en esa condiciones, lo mismo me daba una escoba que una fregona. Bueno eso si alguien me aceptaba en esas condiciones tan lamentables, pero siempre había alguien que estaba peor que yo y entre vómitos y mareos nos íbamos juntos a la cama. ¡Que bonito! y ¡qué romántico!, verdad.

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JULIO CORTÁZAR