¡QUÉ VIVA EL REY!

Y son casi las 4 de la tarde y dentro de dos horas me tengo que ir, por eso estoy intentando aprovechar el tiempo al máximo. No me gusta que me impongan ningún horario, como a todos, pero que no me guste, no significa que deje de cumplirlo y porque sino apaga y vámonos. Hay normas sociales y que dicen que son imprescindibles para nuestra convivencia. Bueno hay normas de todo, algunas si hacen falta y entre ellas está el cumplir los horarios, pero hay otras que están puestas solo para jodernos y para jodernos bien jodidos.

Hay señores que todo lo que suene a libertades le suena a libertinaje y como se consideran los sumos pontífices de la moral imperante, pues se dedican a joder todo lo que signifique libertad. vamos a ver, que ahora éste Gobierno se quiere cargar la libertad de poder manifestarse y el que se manifieste y suelte improperios contra el Gobierno, no es tachado de terrorista, pero casi. Y si en la manifestación hay algún desmadre se culpabiliza claramente a los promotores de la manifestación y como si estos fueran policías y tuvieran que filtrar quienes pueden ir a ella.

Aparte está comprobado que estos seres raros y extraños que nos gobiernan y que se parecen más a extraterrestres que a seres humanos, que de vez en cuando infiltran personal de sus propias huestes en las manifestaciones y para que todo se desmadre y así acabe todo, en un rollo violento. Son unos listillos hijos de puta y por sus principios de fachas son capaces de cargarse a la humanidad entera, o sea al más fiel estilo Hitleriano.

 Me cago en su estampa y si sirviera de algo, me volvería a cagar en ella. Si parecen unos julais salidos del túnel del tiempo, menudos carcamales intelectuales y es que si por ellos fuera, estaríamos en la Edad Media y a los pies del señor conde de turno. Ahora estamos a los pies del Rey y ya llega, pero que sería de nosotros sin el Rey, pues no seríamos nada y además no estaríamos representados en el Vaticano y en ese acto tan importante como es la canonización de dos Papas. Gracias al Rey y a la Reina y ésta con su toquilla blanca, privilegio concedido por el Papa, pues España no estaría representada en semejante evento y por tanto estaríamos todos en pecado. O sea, ¡Qué viva el Rey!.