UN 5 DE FEBRERO (Poema)













Cuando yo nací,


los ríos estaban secos,

y el mar rugía como un espantoso eructo,

y los cielos eran de azabache negro,

y llovía y llovía,

y nunca paraba de llover,

el sol era la luz tenue de una vela,

y la luna era más fuerte que el sol,

la noche en el día y el día en la noche,

y rayos y relámpagos,

y truenos ensordecedores,

y cuando se juntaron todos los elementos,

en ese mismo momento, nací yo,

yo en medio de la soledad del desierto,

yo llorando como un niño,

yo perdido y sin saber si ya había nacido,

en fin, que nací en un día gris de invierno,

día frío y desapacible,

día de embrujos y de oscuros presentimientos,

y era el 5 de febrero de un año cualquiera,

sí en esa fecha nací yo,

y creo que nunca me olvidaré de ella,

pues a partir de aquí,

dejó de llover,

el sol ganó su antiguo esplendor,

y la luna me bañó con la suavidad de sus rayos,

y desde ese día,

el mundo en el que yo viví,

fue un mundo que nunca dejó de rebosar vida.

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JULIO CORTÁZAR