LA ENVIDIA

El Verano, el Verano aquí sigue su curso inalterable y los días se suceden sin apenas tener cambios. Días de sol y de calma y donde el mar se convierte en un espejo donde se mira el sol y después la Luna. Y hoy es Jueves y día 26 de Junio y casi se despide el mes. Ya quisiera yo que el mes se despidiera, pues espero como agua de mayo la pasta de la nómina, pues estoy tieso como una vela. El cerdito donde guardo la calderilla ya está de nuevo vacío y ¿así como voy a ahorrar algo?. Ahorrar, que falacia en éstos tiempos de penuria, pues lo único que uno puede conseguir es intentar llegar a fin de mes.

Qué tiempos aquellos en que ya ni miraba la nómina, pues iba de sobrado y porque podía permitírmelo. Ahora como te sablean por todos lados y todo el mundo está necesitado de pasta, aprietan con mucha más fuerza y es tanta que al final te ahogan. Y saldrá el de siempre, pues tío tú no puedes quejarte porque eres un puto privilegiado, pues tengo curre y trabajo en varios sitios. Pues sí soy un privilegiado, pero en algunos de los sitios en donde curro cobro a varias meses vista y por tanto y mientras tanto tengo todo el derecho del mundo a quejarme.

y cuidado con ese argumento, pues ese argumento te puede llevar a que así nadie se queje. Unos porque cobran una miseria de paro y los que no tienen nada le dirán que por lo menos cobran algo y aunque sean 400 euros. Y éstos últimos le dirán lo mismo a los que cobran el sueldo mínimo y aunque sea a base de horarios sobrehumanos, pues eso no lo ven, sólo ven los 750 euros que cobran éstos a final del mes. Y así sigue la rueda y hasta que me lo digan a mí. Por tanto al final, nadie tiene derecho a quejarse y eso nos lo meten en la cabeza los propios Gobernantes, pues no hay nada como la envidia ajena para desmovilizar todo.

Además la envidia en épocas de miseria aflora por si misma y ese vecino que siempre te importó un pijo resulta que ahora te fijas si tiene o no tiene curre o que coche tiene, si es que lo tiene y si se funde la pasta en los bares o en lo que le de la gana. La envidia hace que tengamos una mentalidad mezquina  y egoísta y hace que nos fijemos más en la ajeno que en lo propio. En épocas así debía pasar lo contrario y así poder sumar las carencias de cada uno, pero no, nos quedamos con la superficialidad de las personas y las medimos igual que antes, por la pasta.

Sólo que antes se medía a más en grandes cantidades y ahora en cambio y dada la miseria existente, se mide también a más, pero en muchas menos cantidades. Aún hay quién me dice que con el coche que tengo, que es una mierda de segunda mano, que no es un coche para que lo lleve un médico. O sea que un médico debe llevar un coche flamante y aparentón y aunque sólo sea para mantener su apariencia de clase pudiente. Bueno, pues nada que yo por el coche que tengo, soy una mierda de médico y así de simple es la solución de ésta regla de tres.

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JULIO CORTÁZAR