Yo lo siento mucho pero tengo conclusiones que no me gustan por principios y me refiero a que después de la fiesta de Sant Joan en Ciutadella de Menorca extraigo una idea, que las actividades que entrañan cierto peligro y ya sea para las personas como en éste caso para los caballos hay que limitar el número de asistentes. Porque el verdadero peligro lo tiene la masa, la masa humana y es que al final la masa humana puede con los más débiles de los asistentes. Y así fue que los más graves eran personas de más de 70 años. Y así fue y así siempre será, pues la masa empuja y espachurra y los menos rápidos, ágiles y fuertes, son los que sufren las consecuencias.
Es como todo, mientras haya un número determinado de gente se puede mantener más o menos el control, pero una vez sobrepasado no queda otra que limitar el aforo y eso puede ir en contra de lo que en principio piensa uno, pero también va en contra de mi pensamiento que la masa se cebe con los más débiles. Se puede funcionar con ciertas normas lógicas cuando hay sitio para todos, pero esas mismas normas carecen de sentido cuando el número de gente se convierte en masa. Pues la masa no piensa ni reflexiona, la masa se mueve y se desplaza siempre por el punto más débil.
Siempre pasó y pasará lo mismo y es que además no hay otra forma de controlar el número de gente que no sea limitar su aforo. Cuando uno está en medio de la masa se convierte en uno más y además se acelera el instinto de supervivencia y si hace falta pisar o empujar o pegar a alguien y para salvar tu lindo pellejo, pues se hace sin más y al final quien lo paga es el más débil físicamente. Es curioso esto que digo, pues esto va en contra totalmente de nuestra capacidad como seres humanos, pues es como decir que perdemos la humanidad cuando somos más de los que tocan. Y esto es así y no tiene vuelta de hoja. En definitiva, que somos humanos mientras tengamos nuestro propio espacio y que una vez quitado éste, nos convertimos en seres de otra especie y donde la agresividad y la fuerza son sus principales principios.
Es como todo, mientras haya un número determinado de gente se puede mantener más o menos el control, pero una vez sobrepasado no queda otra que limitar el aforo y eso puede ir en contra de lo que en principio piensa uno, pero también va en contra de mi pensamiento que la masa se cebe con los más débiles. Se puede funcionar con ciertas normas lógicas cuando hay sitio para todos, pero esas mismas normas carecen de sentido cuando el número de gente se convierte en masa. Pues la masa no piensa ni reflexiona, la masa se mueve y se desplaza siempre por el punto más débil.Siempre pasó y pasará lo mismo y es que además no hay otra forma de controlar el número de gente que no sea limitar su aforo. Cuando uno está en medio de la masa se convierte en uno más y además se acelera el instinto de supervivencia y si hace falta pisar o empujar o pegar a alguien y para salvar tu lindo pellejo, pues se hace sin más y al final quien lo paga es el más débil físicamente. Es curioso esto que digo, pues esto va en contra totalmente de nuestra capacidad como seres humanos, pues es como decir que perdemos la humanidad cuando somos más de los que tocan. Y esto es así y no tiene vuelta de hoja. En definitiva, que somos humanos mientras tengamos nuestro propio espacio y que una vez quitado éste, nos convertimos en seres de otra especie y donde la agresividad y la fuerza son sus principales principios.
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