no hace falta que me digas nada,
pues no hay porqué disculparse,
Si te fuiste sería por algo,
por algo que dije,
por algo que no te daba,
por algo que no te llenaba,
en fin, por algo,
y ese algo es mejor guardarlo,
y yo prefiero ignorar mis carencias,
a que tú me las escupas en la cara,
y ya tendré tiempo de dar vueltas,
y de indagar en mi cerebro,
pero en realidad pienso,
que solo es cuestión de sentimientos,
pues si tú me quieres,
me quieres tal como soy,
a veces soy lúcido y brillante
y en otras, me pongo el traje gris,
pero, ¿que sería de mi sin mis contradicciones?,
sería como un muñeco de trapo,
siempre feliz y sonriente
o siempre mustio y deprimido,
yo prefiero ser un hombre de dos caras,
la cara buena y la cara oculta o mala,
la luz y la oscuridad más sombría,
la risa y la pena más sórdida,
la alegría y el llanto y el crujir de dientes,
la ternura y el nepotismo ilustrado,
yo prefiero eso,
ser dos cosas al mismo tiempo,
y me gusta el mar en calma
y me entusiasman los naufragios,
y yo soy el faro,
el faro al pie del acantilado,
y me enciendo y me apago,
pero eso sí, me ilumino con luz propia,
y emito destellos que avisan de mi suerte,
y hoy tengo que anunciar,
que se acerca un ciclón dentro de mi cerebro.

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