A LA FRESCA

Son las 2 de la tarde y esto parece un horno de fundición, ¡menuda calentura tengo!. Me sudan hasta las ideas dentro de mi cabeza y menos mal y menos mal que hay una pequeña brisa siempre agradecida. La brisa es siempre agradecida, lo que pasa es que viene y se va y cuando estás orgasmeando con ella, hay alguien allí arriba que se acuerda de que hay que cerrar la puerta y ya está. Si por mi fuera, viviría en medio del mar y con el frescor de la brisa marina. Como dicen aquí, "Arte o Cine a la  fresca" y que consiste en poner una peli mala a rabiar y al pairo o al aire libre. Porque de fresca nada de nada, no existe en verano la palabra fresca, aquí sólo existe la palabra, ebullición.

Qué quimera, ¡a la fresca!. Lo único fresco que puede haber aquí, es meternos todos juntos en un cámara de congelados. Aire libre es más adecuado o aire libre recalentado. Y ahora salí por segunda vez en el día a la puta calle y porque me quedé sin tabaco y pude comprobar una vez más que esto es un horno crematorio y que también es un desierto, ¡no hay un alma!. O están papeando o se fueron a la playa de buena mañana. Mejor, ¡para lo que hay que ver!, porque una cosa tengo clara, que éste es un pueblo de viejos y de viejos con un pie en el otro lado.

En tiempos y no tan lejanos había gente de pueblos andaluces que venían a currar la temporada de verano y antes eran 6 meses, ahora apenas son dos meses. Pero eso mismo le daba salsa y le daba mucha vidilla al pueblo. Pero ahora con la puta crisis, casi no vienen o vienen muy pocos y por tanto ahora es un pueblo fantasma, un pueblo en el que sobreviven los que salieron vivos del  duro y crudo invierno, junto con algunos montones de guiris ingleses. Los guiris, los guiris que viven como en el jardín de su casa, para ellos la Isla es un pedazo más de sus colonias. Más  o menos es equivalente lo que para los españoles es Ceuta o es Melilla y sino lo es, pues por ahí andan los tiros.

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JULIO CORTÁZAR