HASTA CIERTO PUNTO

En otros tiempos ya pasados, yo tuve un amigo o mejor dicho tuve un gran amigo, que era el rey de las matizaciones. Un buen tío y una buena persona, pero tenía ese defecto congénito, que lo matizaba todo y cundo digo todo, es todo. Le pedías una opinión sobre algo y aquello era empezar por el origen del mundo y dios nos creó y el juicio universal y las guerra napoléonicas y como todo influye, siempre había un puntito de conexión. Pero defínite, ¡hostia bendita!, defínete y mójate y no señor, mi amigo era el rey de los que no se mojan.

Era su punto más desquiciante. Yo me ponía carioco y me daban ganas de meterle una buena y sacrosanta hostia. Siempre pensé que así se nace y a lo mejor lo que le pasó es que tuvo sus dudas en el canal del parto y salgo o no salgo y que le pasó a mi madre para ser yo concebido y de donde procedo y hacia donde voy. ¡Y tío sal del canal que te vas a quedar tonto perdido!, anóxico y sin oxígeno. Y el tío salió porque la madre estaba hasta los ovarios de tenerlo obstruído entre sus piernas. En el día a día no, en el día a día era más incisivo y porque sino era imposible su existencia. Pero ante una pregunta un poco compleja, más valía sentarse cómodamente y si podías, pues echarte una siesta.

Total daba igual que oyeras o no, porque aquello era un repaso histórico y daba igual  en que siglo fuera de la película. Porque al final y en base a su desarrollo y en base también a todos los matices históricos, pues el tío no se definía igualmente y por todo este mogollón de razones. Y si lo dejabas, pues volvía con sus antecedentes históricos y los bárbaros y los piratas y el capitán Trueno y sobre todo volvía, con el que yo no me mojo. Es decir, más valía partir de que su opinión iba a ser un mar de dudas y entonces le dabas un tiempo y un tiempo corto y para que se sintiera contento y pensara que se le escuchaba, cuando en realidad tú ya lo tenías decidido previamente. A los amigos se les concede ciertos favores y que no se le conceden a otras personas y a veces tienes que ejercer de oyente o no sé si de durmiente. Pero claro y como en todo, ¡hasta cierto punto!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR