Ya estamos a Sábado sabadete y día 6 de Septiembre. No tengo nada especial que recordar en ésta fecha, por lo menos que yo me acuerde y digo esto, porque después te escribe alguien y te dice que el día 6 de Septiembre del año X hicimos el amor hasta caer extenuados y entonces ya he aprendido a dejar siempre un resquicio por si acaso. Después puedes decir que por supuesto que te acuerdas, pero que no lo querías decir en público y quedas como un perfecto caballero.
Aunque yo para ser un caballero lo tengo más que difícil, tendría que empezar por morderme la lengua viperina que tengo. Y corregir las formas y los modales y decir menos tacos y términos inapropiados, de alguna manera tendría que reencarnarme de nuevo. Porque ahora ya es tarde, ya estoy muy hecho y por no decir pasado y es que no puedo cambiar de un día para otro, ni siquiera con una terapia reeducativa. Como hacían en China, te encerraban en chirona para reeducarte y hasta que supieras el libro rojo de memoria no tenías posibilidades de que te soltaran.
Pues en mi caso ni con esa terapia tan macabra. El libro rojo yo lo leí y bueno y como veis aún sigo vivo, pero con algún deficit. Claro que en mis tiempos de revolucionario me leí todo de todos los Apóstoles: leí a Lenin y sus obras, a Marx y su Capital, a Rosa Luxemburgo, a Engels, a Mao. Y aún encima había que discutir su contenido, bueno eran tiempos en que leías de todo: libros de psiquiatría y de antipsiquiatría, novelas de todas las banderas, filosofía cruda y dura y un pupurri de cosas muy variopintas.
Aunque yo para ser un caballero lo tengo más que difícil, tendría que empezar por morderme la lengua viperina que tengo. Y corregir las formas y los modales y decir menos tacos y términos inapropiados, de alguna manera tendría que reencarnarme de nuevo. Porque ahora ya es tarde, ya estoy muy hecho y por no decir pasado y es que no puedo cambiar de un día para otro, ni siquiera con una terapia reeducativa. Como hacían en China, te encerraban en chirona para reeducarte y hasta que supieras el libro rojo de memoria no tenías posibilidades de que te soltaran.Pues en mi caso ni con esa terapia tan macabra. El libro rojo yo lo leí y bueno y como veis aún sigo vivo, pero con algún deficit. Claro que en mis tiempos de revolucionario me leí todo de todos los Apóstoles: leí a Lenin y sus obras, a Marx y su Capital, a Rosa Luxemburgo, a Engels, a Mao. Y aún encima había que discutir su contenido, bueno eran tiempos en que leías de todo: libros de psiquiatría y de antipsiquiatría, novelas de todas las banderas, filosofía cruda y dura y un pupurri de cosas muy variopintas.
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