El pulgar murió poco después de morir lo nuestro,
creo que le dio un infarto fulminante
y ahora está de luto.
El índice sirvió durante un tiempo
como espacio publicitario
en el que nadie jamás colgó un anuncio.
El dedo corazón sigue levantado
dirigido al cielo y en señal de duelo
y esa es su dirección de correo.
El meñique sigue siendo pequeño y tímido
y casi no sale de su cueva.
Y por fin, el anular se ha puesto a mirar para abajo,
prefiere mirar al suelo
que a lo que está por llegar...

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