CASTAÑAS (Pedro Ojeda Escudero)

 

 


Un puñado de castañas

 



Un puñado de castañas asadas mataba el hambre de muchos antes de irse a dormir en los tiempos duros de la postguerra. Un puñado de castañas calentaba las manos que agarraban el cucurucho comprado en un puesto callejero. A castañas asadas huele desde unas calles antes y uno ya sabe que está en otoño y que comienza el frío y que conviene recogerse pronto porque la noche se agranda y los días enchiquecidos no calientan lo suficiente.

Ayer recogí castañas. Algunas tuve que sacarlas de los erizos abiertos que ofrecían su fruto. Reconozco que algo me dolieron los riñones, pero qué poco esfuerzo para lo que prometen cuando las coma. Procedían de dos árboles a pocos metros uno de otros. Las castañas de uno eran pequeñas y no merecían la pena, las del otro grandes y apetitosas. Como en la vida.

Ayer recogí castañas. Comerlas es un acto de unión. No se debería comer castañas en soledad nunca si puede evitarse. Las castañas han nacido para ser compartidas. Un puñado de castañas asadas saca la sonrisa del rostro y los ojos se alegran, ya infantiles. Por estas tierras de Béjar, a las castañas asadas se les llama calbotes y noviembre es un tiempo de comunidad junto a la hoguera. La hoguera calienta el cuerpo por fuera, la castaña por dentro, como comulgar otoño y ser feliz, que hace falta. Que hace tanta falta.orquemno les queda tiem.

Ayer recogí castañas. Algunas tuve que sacarlas de los erizos abiertos que ofrecían su 
fruto. Reconozco que algo me dolieron los riñones, pero qué poco esfuerzo para lo que
 prometen cuando las coma. Procedían de dos árboles a pocos metros uno de otros. 
Las castañas de uno eran pequeñas y no merecían la pena, las del otro grandes y apetitosas. 
Como en la vida.

Ayer recogí castañas. Comerlas es un acto de unión. No se debería comer castañas en 
soledad nunca si puede evitarse. Las castañas han nacido para ser compartidas. 
Un puñado de castañas asadas saca la sonrisa del rostro y los ojos se alegran, ya infantiles.
 Por estas tierras de Béjar, a las castañas asadas se les llama calbotes y noviembre es un
 tiempo de comunidad junto a la hoguera. La hoguera calienta el cuerpo por fuera, la 
castaña por dentro, como comulgar otoño y ser feliz, que hace falta. Que hace tanta falta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿sigues escribiendo?

  El otro día alguien me decía, ¿sigues escribiendo?. Y buena pregunta me dije a mi mismo, inteligente pregunta y no sé si le contesté algo ...