No hay peor quietud
que el sentirse acomodado
y a su vez, instalado en la autocomplacencia de uno mismo,
pensando que ya no queda más por hacer,
que en ésta vida ya has cumplido y con creces
y que lo único que tienes que esperar
es que aparezcan las viejas luces que asoman tras el túnel de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario