Se supone que el tiempo es el mejor juez de lo que uno hace o como dice el refrán: "lo que haces hoy lo pagarás mañana". O sea que yo tengo una buena deuda acumulada, deuda adquirida hace no tanto tiempo, pero si el suficiente para empezar a pagarla ahora y con creces. Aunque me cuesta entrar en la memoria reciente y quizá sea porque aún quedan flecos sueltos que son anteriores a esas fechas y porque lo reciente duele más que lo antiguo. Es difícil analizar lo que duele cuando aún te duele y precisamente es por eso, por el dolor que te produce el entrar en determinados puntos aún crujientes y sangrantes.
Pero bueno no todo es dolor incoercible, hay algún dolor que es más suave y hasta hay momentos de ebullición de los sentidos y de los sentimientos. Claro que en estos últimos es fácil de entrar, es más los buscas día y noche. Y cuando hablo de dolor, hablo de dolor del alma y no del cuerpo, que es otro dolor muy diferente. El dolor del alma se manifiesta físicamente, pero no en dolor del cuerpo, sino en desasosiego, en aumento de la frecuencia del pulso y de las respiraciones y sobre todo, sensación de falta de aire y por tanto, de ahogo. Algunos le llaman ansiedad y otros le llaman angustia y yo le llamo, dolor de alma.
El tratamiento médico habitual de éste síndrome, es embotarte a base de pastillas relajantes y que lo único que te hacen es relajarte la musculatura, pero el dolor sigue igual, solo que al estar más flojo de cuerpo, ya casi todo te da igual. No hay antídoto médico para el dolor de alma, en tal caso el único que hay se supone que sería el psíquico. Pero el psiquiatra de turno también te da el mismo tratamiento y te embota igualmente de pastillas relajantes. Aunque ahora hablan de pastillas estimulantes del ánimo, vamos como si ellos supieran porque vías del cerebro circula el ánimo, ya quisieran ellos... y nosotros también.
Bueno lo que hacen es suponer que el ánimo circula por alguna zona concreta de nuestros circuitos mentales y refuerzan ese área con medicación anticonvulsiva, pero a dosis menores. Bueno esto no se basa en nada o en casi nada, supongo que solo en la experimentación con los que están grillados y bien glillados. Mira éste tío mejora con ésta pastilla y a ésta dosis y éste otro también y ya está, ya está echa la comprobación científica de que esa pastilla funciona. Si fuera verdad todo lo que nos quieren vender sobre éste tema, ya nadie tendría problemas de ánimo, todos seríamos como en el "mundo feliz", unos gilipollas sonrientes y siempre complacientes.
Pero bueno no todo es dolor incoercible, hay algún dolor que es más suave y hasta hay momentos de ebullición de los sentidos y de los sentimientos. Claro que en estos últimos es fácil de entrar, es más los buscas día y noche. Y cuando hablo de dolor, hablo de dolor del alma y no del cuerpo, que es otro dolor muy diferente. El dolor del alma se manifiesta físicamente, pero no en dolor del cuerpo, sino en desasosiego, en aumento de la frecuencia del pulso y de las respiraciones y sobre todo, sensación de falta de aire y por tanto, de ahogo. Algunos le llaman ansiedad y otros le llaman angustia y yo le llamo, dolor de alma.
El tratamiento médico habitual de éste síndrome, es embotarte a base de pastillas relajantes y que lo único que te hacen es relajarte la musculatura, pero el dolor sigue igual, solo que al estar más flojo de cuerpo, ya casi todo te da igual. No hay antídoto médico para el dolor de alma, en tal caso el único que hay se supone que sería el psíquico. Pero el psiquiatra de turno también te da el mismo tratamiento y te embota igualmente de pastillas relajantes. Aunque ahora hablan de pastillas estimulantes del ánimo, vamos como si ellos supieran porque vías del cerebro circula el ánimo, ya quisieran ellos... y nosotros también.
Bueno lo que hacen es suponer que el ánimo circula por alguna zona concreta de nuestros circuitos mentales y refuerzan ese área con medicación anticonvulsiva, pero a dosis menores. Bueno esto no se basa en nada o en casi nada, supongo que solo en la experimentación con los que están grillados y bien glillados. Mira éste tío mejora con ésta pastilla y a ésta dosis y éste otro también y ya está, ya está echa la comprobación científica de que esa pastilla funciona. Si fuera verdad todo lo que nos quieren vender sobre éste tema, ya nadie tendría problemas de ánimo, todos seríamos como en el "mundo feliz", unos gilipollas sonrientes y siempre complacientes.

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