LA VOLUNTAD


Como dice mi querido José Múgica, ex-presidente de Uruguay: "Cuidemos la vida, tenemos toda la eternidad para no ser". Y nunca mejor dicho, por eso cuidemos la vida con mimo y por tanto cuidemos lo de alrededor e igualmente cuidémonos a nosotros mismos. Es una relación mutua y dependiente y la vida te da si tú le das. O como decía el otro, "exprime a la vida hasta su última gota". Bueno hay muchas formas de decir lo mismo, pero la esencia es esa y con ella me quedo.

Claro que para eso hay que estar en ese estado de ánimo, la de querer vivirla y lo digo, porque ese estado no se puede forzar, se está o no se está en él. Es como los tópicos que se dicen cuando alguien está deprimido y que a la persona que se le dice, le sienta como una patada en los huevos. Tienes que ser fuerte y hazlo por tus hijos y tienes que levantar el ánimo y porque vivir es muy bonito. Y poco a poco la persona deprimida, con éste bombardeo constante de frases tan tópicas, se hunde más en el fondo de su agujero negro. Y todo porque ese estado de bienestar personal, no se puede forzar y sobre todo no se puede forzar a base de voluntad.

Porque la voluntad es un sentimiento a ciegas y además la voluntad no se basa en que superes las cosas porque sí y porque yo lo digo y en que aprendas a como cada uno debe vivir en ésta escuela llamada, vida. La voluntad dura un tiempo, a unos más y a otros menos, pero cuando algo solo se asienta en ese pilar llamado, voluntad... tarde o temprano falla, se rompe y se hace trizas. Al final en estos casos, resulta que no tenías argumentos verdaderos para querer cambiar de estado de ánimo, solo tenías la voluntad de querer cambiar y entonces cuando la voluntad se rompe, te quedas vacío.

La voluntad es buena si tienes un objetivo concreto y una planificación de como ir superando las cosas y aún así, hay un factor subjetivo del cual apenas sabemos nada y que interactúa con el resto de los elementos. Porque a veces tenemos todo el tinglado montado y va y tampoco la cosa funciona y ahí es donde actúa ese factor del que yo hablo, ese factor desconocido y subjetivo. Porque los estados del ánimo tienen mucho de subjetivo y a veces te sorprendes a ti mismo, pues estás bajo de moral y medio hundido y hay algo en concreto, que puede ser una película o una vista, o una playa, o una persona, que de repente te hace cambiar el estado de tu ánimo. Y después te das cuenta, que el cambio no fue debido a una planificación tuya y concreta, sino que fue por ese hecho, por una sonrisa, por una mirada, por un gesto o por un precioso paisaje.

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JULIO CORTÁZAR