No hay nada como un amor desmedido,
deforme antes de su nacimiento,
bestial, enorme,
diferente, espasmódico y sacudido,
doloroso y dolorido,
pasional, ciego y encendido,
obtuso, agudo,
indecente y deforme,
hiriente y confundido,
acelerado de cuerpo,
de corazón palpitante
de sangre caliente y de lava hirviente,
de largas y hermosas tardes otoñales,
de madrugadas de blanco rocío,
de desayunos en la cama
y de eternas mañanas
enredadas entre las sábanas.
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