De mi retórica banal
y a veces asesina
no espero grandes cosas.
No espero un saludo por la calle
en un día cualquiera del mes de julio
ni que nadie me aplauda ni delante de mí
ni por mi espalda
ni que me manden besos en un tarro cerrado
o la arena fina de aquella playa
o el agua que nos salpicábamos
ni espero que me regaléis flores o plantas
o que si os doy mi dirección de correo
que me escribais unas cuantas palabras
o unos cuantos versos
y que dejéis vuestra dirección en el remite
y para que yo os conteste con otros versos
y con mis mejores deseos.
Ni siquiera espero que la vida me conteste
y eso que el 90% de mi tiempo
se lo he dedicado a ella,
pero ya conocemos como es la vida
piensa que ella se merece todo nuestro reconocimiento
que es más diosa que persona
que cuando te dice
tú sigue viviendo
y no te pares en los recovecos que tiene la memoria
y entra y sal de ellos
pero nunca te acomodes a ellos
no te hagas un ser que solo sabe acoplarse al medio
y lucha y sigue hacia delante
y cuando tengas que dar un gran salto en tu vida
coges carrerilla, cierras los ojos justo antes de saltar
activas todos tus resortes y muelles
y para dar el salto más grande de toda tu vida.

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