Yo, que iba de abanderado de aquella peña
todos éramos estudiantes con ganas de jaleo
pero ya no éramos lo que habíamos sido
ni en objetivos, ni en comportamiento,
ni en ideas,
ni éramos aquellos espíritus puros
ni gritábamos las mismas consignas que antiguamente
y porque de alguna manera nos sentíamos derrotados
estábamos dando el último coletazo
y soltando todo la rabia que aún teníamos dentro
fue un momento demasiado doloroso o para mí lo fue,
el telón de nuestra revolución estaba cayendo
y no había posible marcha atrás,
nuestra revolución se había convertido en un estado burocrático
el ejército sería el mismo ejército pero con otros uniformes,
la policía seguiría siendo casi la misma policía
y el estado sería otro aparato de estado
donde cambiarían las caras pero no su burocracia
y parece mentira que yo os cuente esta historia
ocurrida hace más de 40 años
y mis ideas siguen tan de pie como antes
pero sin tener la solución de todo lo que queremos tener
y seguimos sabiendo lo que no queremos
pero a lo mejor la solución de nuestras ideas es esa,
saber lo que no queremos hacer
y sin derramar ni una sola de sangre
y sin que te mates, ni que te maten
y sin ejércitos y banderas al viento
y sin policías fascistas que quieren torturarte
sin jueces vendidos a la élite económica y política
y sin sus vasallos que solo amenazan, insultan
y que te amenazan de muerte
en cambio de darte los buenos días.

No hay comentarios:
Publicar un comentario