Estoy como un niño con zapatos nuevos, pues me voy cuatro días y apenas a 1.500 km y parece que me voy a China o a un sitio más lejano. Se nota que hace tiempo que no salgo de la Isla, se nota por como me lo tomo y por el como me encuentro. Estoy nervioso y con esa impaciencia de que no llega la hora. ¿Llevaré el traje de gala o el de primera comunión? y éstas zapatillas y ésta camisa que no sé si me favorece y puede que sí o puede que no y dependiendo del día que haga. ¿Habrá sol o habrá sol con viento de Levante?.
Y me dará tiempo a ver la playa y las marismas y sacar fotos y acumular paisajes. Y cuando podré ver a mis amigos, al día siguiente del evento o el día antes. Porque no lo he dicho antes, pero voy a un evento, un aniversario de boda, que no me importa mucho ese hecho en sí, pero si que me importan las personas que lo conmemoran. Por tanto, no puedo faltar y tendré que ponerme mis mejores galas, que no son otras que un pantalón vaquero y un polo medio guapo. Ese es mi uniforme de gala, pues el de andar a diario, es lo mismo, pero el polo ya no es tan guapo.
Y un bañador y un bañador que no encuentro y si no lo encuentro, pues tendré que bañarme en pelotas. Pero una toalla si que necesito y unas palas de jugar en la playa. Y el neceser con sus potingues, que no son muchos, una colonia que no debe nunca faltar, un desodorante de los que nunca te abandonan, la pasta de dientes y el pastillamen que tengo que tomar todos los días. El antidepresivo, el que te ayuda a sobar un poco, el del dolor de regla y un anticonceptivo y por si acaso, que aquí no mojo, pero en Cádiz nunca se sabe. Y ya está, y el papeleo de siempre y listo para que ya salga el avión. Lo dicho, como un niño con zapatos recién estrenados.
Y me dará tiempo a ver la playa y las marismas y sacar fotos y acumular paisajes. Y cuando podré ver a mis amigos, al día siguiente del evento o el día antes. Porque no lo he dicho antes, pero voy a un evento, un aniversario de boda, que no me importa mucho ese hecho en sí, pero si que me importan las personas que lo conmemoran. Por tanto, no puedo faltar y tendré que ponerme mis mejores galas, que no son otras que un pantalón vaquero y un polo medio guapo. Ese es mi uniforme de gala, pues el de andar a diario, es lo mismo, pero el polo ya no es tan guapo.Y un bañador y un bañador que no encuentro y si no lo encuentro, pues tendré que bañarme en pelotas. Pero una toalla si que necesito y unas palas de jugar en la playa. Y el neceser con sus potingues, que no son muchos, una colonia que no debe nunca faltar, un desodorante de los que nunca te abandonan, la pasta de dientes y el pastillamen que tengo que tomar todos los días. El antidepresivo, el que te ayuda a sobar un poco, el del dolor de regla y un anticonceptivo y por si acaso, que aquí no mojo, pero en Cádiz nunca se sabe. Y ya está, y el papeleo de siempre y listo para que ya salga el avión. Lo dicho, como un niño con zapatos recién estrenados.
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