COMO EL AVE FÉNIX

Si alguien me pregunta que color me gusta más, me dan ganas de decir los colores del arco iris. Pues me gustan todos los colores y quizá a lo largo de mi vida anduve entre dos colores preferidos: El Verde y el Azul. Pero insisto de nuevo en que me entusiasman todos los colores y empezando por el blanco, pasando por el gris y acabando por el negro. De hecho también me gustan las fotografías en blanco y negro y los cuadros y las películas ya no tanto. Porque las pelis en blanco y negro para mi pierden perspectiva fotográfica y no sé si será por el movimiento de los personajes o de los paisajes. El caso es que no me gustan, aunque tampoco las desdeño.

No sé a que venía ésta reflexión sobre los colores. Quizá venía a cuento porque me acabo de afeitar y frente al espejo vi mis ojos y no supe definir bien su color, pues eran color verde indefinido o verde tirando a azulado. Y pensé que el color de los ojos varía, el fondo siempre es el mismo pero su tono varía. O sea que mis ojos son verdes de fondo y su tono puede variar entre el verde y el azul. Y supongo que eso tiene que ver con la luz del día, pues hoy está nublado y el verde puede tender al azul o confundirse con él.

Pero aparte vi a mis ojos cansados y como si estuvieran hartos de ver. A veces el espejo te sorprende y te dice como estás realmente. Tú te crees que estás bien y que solo estás un poco confuso y de repente ves a esos ojos desgastados y carentes de brillo y te das cuenta, que no estás bien o que simplemente te encuentras cansado. Y yo bien me encuentro, pero como dije antes, un poco confuso y entonces todo me cuadra con que estoy cansado. Cansado de pensar tanto, cansado de escribir, cansado de currar, de dormir, de despertar y sobre todo cansado, socialmente. A veces veo y siento, que a ésta sociedad nadie ni nada la va a cambiar y eso me desmorona como un helado al sol. Pero no preocuparos, que después siempre resurjo de mis cenizas, como el Ave Fénix, más o menos.