MARTES Y TRECE

Y hoy es Martes y día 13 de Mayo. Y hasta hace un rato estaba convencido que era Miércoles. Pues no, es Martes y el día está nublado y se levantó el viento de Tramontana. También acabo de darme cuenta que es Martes y 13 y entonces cuidado con no dejar las tijeras abiertas sobre la mesa y que un gato negro no se TE cruce en el camino y hay 50.000 historias más y todas igual de peregrinas. Esto es parecido a lo que recuerdo de unas tías que tuve. Eran tres tías solteras, pero solteras de que lo llevaban mal, pues ya se sabe que el concepto tradicional y antiguo, decía que las mujeres habían nacido para casarse y la que no conseguía eso, quedaba como casi que repudiadas y condenadas al ostracismo social.

Desde luego era un mal rollo para ellas. Pero bueno vamos a centrarnos. Cada una de ellas y en su respectivo armario tenían anotado los días de la regla y hasta aquí no pasaba nada, pues eran simples anotaciones. Pero detrás de esas anotaciones había más, pues sabían que en esos días no podían ducharse o bañarse y no me acuerdo muy bien el porqué o porqué se les cortaba la regla o porque sangraban más. No podían tocar las flores y porque al tocarlas con la regla decían que las flores se secaban. No podían cortarse las uñas y ya no me acuerdo de su razonamiento. Y sé que había más normas y todas eran por el estilo.

Claro que su madre, es decir mi abuela paterna, andaba con una bolsa negra alrededor de su cintura (faldriquera, creo que se llamaba) y su contenido eran un gran manojo de llaves y una buena ristra de ajos. Las llaves eran las de toda la casa, pero no solo para las puertas, sino y también para los armarios y cajones de todos los muebles, ¡todo estaba bajo su control! y sus hijas ya mayores y ya entraditas en años, tenían que pedirle permiso y explicarle a la madonna lo que necesitaban del cajón o del armario. Y lo de la ristra de ajos, está más que claro que era para quitar el mal de ojo o la mala suerte. Y de esto no hace tantos años, quizás 50 años.

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JULIO CORTÁZAR