ADIÓS Y HASTA MAÑANA

Bueno, es hora de cerrar el bar, son las 7 y media de la tarde y hoy tengo guardia de noche en la Privada y a las 9 y media tengo que salir para allí. Y mañana a las 8 de la mañana avión y a volar. Y las 12 de la mañana una sesión clínica que versará sobre la calidad en la asistencia y para ello tengo que desplazarme al otro extremo de la Isla y todo para escuchar que tenemos que atender bien al paciente y darles mimos y cariños. Y así será y así será mientras se pueda, pero para eso yo no necesito dos horas de rollo sobre lo mismo. Como pensé decirle a mi jefa en la Privada, la calidad la pongo yo, con mi presencia y punto y pelota. Y no se lo dije, porque me conoce muy poco e iba a pensar que soy un engreído de mierda.

Oye, que a lo mejor lo soy y  yo aún no me he enterado. Tendré que hacer terapia sobre ese tema tan importante, que vamos, que me quita hasta el sueño y después no duermo. Y bueno, ahora toca el afeitado y el poner la mejor cara que tengo y así entrar triunfante y agradecido en el trabajo. Que eso es lo que pasa en las Privadas, que tienes que tener siempre la misma cara, cara de felicidad y tal como si estuvieras fumado y que importa que confundas las ladillas con los mejillones, lo que importa es la calidad humana del como se lo dices. Ya sé que exagero bastante, pero que sería de la vida si no exageráramos un poco o un mucho, pues sería tediosa y repetitiva y al fin al cabo, sería aburrida.

Ya me voy a la faena del afeitado y también de darme una buena ducha, pues ante tantos sudores y por tantos calores, ya empiezo a oler a hongo recocido. Ya se sabe que con los calores y las humedades los hongos proliferan como las setas y hay que cortarlos a tiempo y para eso uso Fungosol, que es un primor antihongos y además huele que te cagas y dan un fresquito a los pinreles, que parece que andas por la orilla de la playa.

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JULIO CORTÁZAR