La verdad, es que me tenía auténtico pánico y todo porque no entendía mis coñas y también el como le clavaba las miradas. Y cuando le decías algo, iba corriendo a junto de las tías y como siempre hay alguna tía que desborda cariño y ejerce de madre o de madre Teresa, pues eso, que recogía al más necesitado. Bueno pues el tío estaba porque se encontraba sólo y le costaba dormir y tenía que tomarse un Valium cada noche. Y yo ante ese argumento desde el principio no lo consideré de los nuestros, de la pandi loca, yo lo consideraba un atontado que se sentía sólo y por raro y por extraño, pues por esas razones que él dió, podían estar allí las tres cuartas partes de los españoles. Y hay que ser gilipollas integral, como para ir a buscar cariño en un nido de locos. Yo reconozco que me ponía de los nervios y aún no sé, como no aproveché que estaba loco, para darle una somanta de hostias y ya se sabe, yo no fui, fue la locura la que me dijo que le partiera la cara.
Pero en el fondo no soy tan malo y no lo fui porque me llegó con mandarle mensajes telepáticos, mensajes que iban desde que eres un lamecoños hasta que eres un alma en pena y como ya dije, almas en pena hay muchas por el mundo y quizá sería mejor que éste tío lavara su ropa con Mimosín y que se dedicara a deshojar margaritas y que al final, saliera en busca de su Mamá.. Y claro esos pensamientos se leían en mi frente y en el odio de mi mirada y el tío en cuanto me veía, bajaba su mirada y acudía rápidamente al regazo de madre Teresa de Calcuta.
Por último, había más especímenes y sólo uno destacable y era un tío de unos 70 años y que era un coco de tío. Sabía de todo y tenía una memoria prodigiosa, yo creo que era un cerebrín medio loco. El tío decía que tenía una depresión endógena, que es como se llamaba antes cuando no se sabía porque uno la tenía y entonces y sólo entonces, se echaba mano de lo endógeno o de lo que sale de dentro y como posible causa del desarreglo mental. O sea que era de etiología desconocida y al no saber su causa, pues menos arreglo tenía. El tío prodigio había hecho nosecuantos intentos de suicidio, pero en plan serio. Pero salvo cuando le entraba el yuyu, el tío era muy agudo y muy mordaz y con él te desternillibas de risa. y con sus cuentos e historias y siempre salpicadas de hechos reales y de los que él sólo se acordaba.
Pero en el fondo no soy tan malo y no lo fui porque me llegó con mandarle mensajes telepáticos, mensajes que iban desde que eres un lamecoños hasta que eres un alma en pena y como ya dije, almas en pena hay muchas por el mundo y quizá sería mejor que éste tío lavara su ropa con Mimosín y que se dedicara a deshojar margaritas y que al final, saliera en busca de su Mamá.. Y claro esos pensamientos se leían en mi frente y en el odio de mi mirada y el tío en cuanto me veía, bajaba su mirada y acudía rápidamente al regazo de madre Teresa de Calcuta.Por último, había más especímenes y sólo uno destacable y era un tío de unos 70 años y que era un coco de tío. Sabía de todo y tenía una memoria prodigiosa, yo creo que era un cerebrín medio loco. El tío decía que tenía una depresión endógena, que es como se llamaba antes cuando no se sabía porque uno la tenía y entonces y sólo entonces, se echaba mano de lo endógeno o de lo que sale de dentro y como posible causa del desarreglo mental. O sea que era de etiología desconocida y al no saber su causa, pues menos arreglo tenía. El tío prodigio había hecho nosecuantos intentos de suicidio, pero en plan serio. Pero salvo cuando le entraba el yuyu, el tío era muy agudo y muy mordaz y con él te desternillibas de risa. y con sus cuentos e historias y siempre salpicadas de hechos reales y de los que él sólo se acordaba.
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