RECUERDOS DEL LOQUERO - Conclusiones

Conclusiones hay muchas. La primera, que es mejor que no te pongas loco del coco y porque uno puede adornar las cosas con muchas florituras y anécdotas diversas, pero en el fondo, todo es sufrimiento. La segunda, es que si te pones tarumba, es mejor intentarlo por fuera y sin que te rompas la vida en pequeños cristales, pero si aún así te sientes superado, entonces si es conveniente asistir a un centro especializado y que llaman loquero y que te encierren entre barrotes y bajo llave y vivir así encerrado en una especie de comuna de locos. Tercero, que es bueno ver al otro lado del espejo y no sé si lo digo por darme un consuelo o porque es así realmente.

Cuarto, que hay muchos tipos de locos y lo único que tienen en común, es que se salen del razonamiento lógico, pero si uno tiene la virtud de saber salirse por si mismo y sin que lo encierren, pues mejor para él. Quinto, que la locura tiene algo de brillante, pero nada más, pues el resto es dolor y sufrimiento y por tanto no hay porqué  idealizarla. Y ya está y ya llega de sacar puntos y comas y el balance no es chicha ni limoná, el balance se inclina del lado que uno quiere y por lo que se ha trabajado por sus adentros. Porque yo fui dos veces y tras la primera vez y a los tres meses, ya sabía que no había profundizado lo suficiente. Y en cambio en ésta segunda, pues ya van dos años de estar libre y sin cadenas y la sensación es otra muy distinta, me siento fuerte y con las ideas claras.

Pues nada, una experiencia más en mi alocada vida y que yo no recomiendo a nadie. Pero ya puestos, hay que saber sacar lo positivo del asunto y valorar adecuadamente que esa experiencia ha valido la pena. Ahora sí alguien que está mal, pero que lo está dentro de la normalidad, no se lo aconsejo, pues allí hay un límite o barrera y que se llama cordura y si en parte vas cuerdo, ¡cuidado!, porque lo que hay dentro te puede hundir en las tinieblas. Y es que pocos tienen el privilegio, como yo lo tengo, de poder contar lo que realmente pasa allí dentro. Y mi pensamiento ahora es claro, procuraré no tener que volver a un sitio como éste.

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JULIO CORTÁZAR